miércoles, 30 de junio de 2010

"Blanco y Negro: más que una experiencia musical una vivencia comunitaria"


La música tradicionalmente nos abre un abanico de posibilidades (expresión de sentimientos, amor al arte o a un instrumento, relajación, entre otros). En mi caso particular como Estudiante Dominico, Venezolano y con poca experiencia en cuestiones de música, dicho arte en "Blanco y Negro" se ha convertido en ventana abierta a posibilidades jamás pensadas: superación de miedos, apertura a nuevos hermanos de comunidad, despliegue de la vida fraterna no sólo en una sala de televisión o en un paseo, sino desde un salón de ensayos; descubriendo talentos propios, el amor por la constancia y una visión distinta de la riqueza que tiene la predicación en nuestras comunidades dominicanas.
Sin duda alguna y sin titubeos puedo afirmar que la experiencia a Blanco y Negro en estos 5 meses como estudiante en Bogotá ha logrado darle matices claros y vitales a esta nueva experiencia que Dios me ha concedido entre hermanos colombianos.

Fray Gustavo Adolfo Gallardo Oliveros O.P.

¡La musica en nuestras vidas!



La música cumple diversas funciones, nos ayuda a soñar, nos hace compañía, alivia nuestras preocupaciones, nos alegra el espíritu, nos permite sentirnos parte de un grupo social más amplio, nos libera. Es decir constituye un electo tan cercano y significativo

La música esta compuesta por tres elementos básicos: el ritmo, la melodía y la armonía. El ritmo es el primer elemento, sin el cual no puede existir ningún tipo de expresión musical y es indicador de vida física, da vida a la música. Unejemplo es el zapateo negroide, el cual se manifiesta básicamente en función de percusiones del cajón que invitan a un movimiento físico animado y sostenido

La melodía por su parte es el elemento expresivo de la música, lo que comúnmente se le conoce como “la música” de la canción, lo que nos impacta, lo que recordamos. La presencia de este elemento supone un nivel de complejidad mayor: cuando cantamos solo con nuestra voz estamos incorporando dos elementos: el ritmo y la melodía

Estos tres elementos también esta presente en nuestra naturaleza humana. Nuestra voz es nuestra melodía, con ella expresamos diversos estados de animo, sentimientos, emociones, es nuestra música particular, lo que nos hace distintos los unos de los otros

Nuestro cuerpo esta lleno de ritmo: los latidos de nuestro corazón, nuestro parpadeo, el bostezar, las funciones respiratorias o digestivas, todas obedecen a un ritmo vital, un ritmo sincronizado. Todas nuestras acciones tienen ritmo y cada persona imprime un ritmo particular a sus acciones: caminar, correr, bailar, comer, hablar…… lo cual ha motivado la creación de canciones: “oye como va mi ritmo, bueno pa’ gozar, mulata”…… “mira que sabroso camina…”, “así late mi corazón, tic-tac, tic-tac, como un reloj”, “… cuando a tu paso garboso, repicaban los conventos…”, “… del puente a la alameda, menudo, pie la lleva por la vereda que se estremece al ritmo de sus caderas…”, “… siento que mi corazón hace tun, tun, tun, tun, tun,…”

Cuando bailamos, aplaudimos y cantamos, estamos haciendo música combinando los tres elementos, hay armonía. Aun al caminar e ir silbando estamos haciendo armonía

Entonces ¿Por qué buscar la música fuera de nosotros? ¿Por que limitarla a la practica instrumental o del canto? ¿Por qué desconocer que la música la llevamos dentro, que nosotros somos música?


De otro lado, la música es también un producto cultural y como tal, debe procurar la identificación entre la disciplina y la vida. La clase de música representa a una sociedad en microcosmo. Nuestra cultura tiene tanto orígenes indígenas como españoles, y a la vez no somos exclusivamente ni lo uno ni lo otro. Somos un país multicultural, cuyo legado debe ser defendido y transmitido. Es en la dinámica educativa donde los factores propios de la cultura se fortalecen y cobran vida. Este es el llamado de Tort, hace instando a construir la infraestructura cultural base de nuestra propia identidad.